EL DOLOR QUE NOS VOLCÓ AL AMOR
19 DE SEPTIEMBRE DE 2017: EL DÍA QUE UN TERREMOTO NOS SACUDIÓ
Me preguntó un amigo: ¿Por qué no has escrito
nada del terremoto y tu experiencia?
Me quedé callada por unos segundos y le
respondí: hay tanto que decir que no sé cómo expresarlo. No encuentro el modo
de describir lo que allá se está viviendo.
Tal vez esta imagen lo resume todo.
El 19 de septiembre es un día que ha marcado
a nuestra nación y a nuestra gente, es un día en donde en medio de la desgracia
se consolida el amor, el amor al prójimo sin importar razas, edades, color de
piel, denominación religiosa, estilo de vida, nivel socioeconómico, nada no
importa nada; ese día todos nos fundimos en uno solo, ese día México se unió,
ese día el sismo no solo cimbró la ciudad sino también nuestros corazones y nos
volcó al amor de los unos por los otros.
LA NOTICIA
Alrededor de las 13:14 horas, comienzan a
circulas videos y notas de un sismo que sacudía la Ciudad de México, con
epicentro en el estado de Morelos, un sismo sin precedentes. Conforme avanzaron
los minutos la magnitud de dicho sismo se hacía notar a través de edificios
derrumbados, casas averiadas, gente en las calles con crisis nerviosas, coches
atorados en las principales arterias de la ciudad y entonces comenzó el
contador de la desgracia: la cifra de muertos dio inicio y poco a poco se fue
incrementando. Resulta inevitable estar ausente de dicho acontecimiento, pues
las redes sociales nos inundaron con la noticia.
Recuerdo que yo estaba a punto de sentarme a
la mesa con mi familia pues era la hora de la comida, cuando encendimos la
televisión para confirmar lo que por redes sociales nos llegaba y confieso que
me resultó imposible ya despegarme del televisor, por dos razones: 1) no
concebía lo que estaba viendo y 2) quería saber que zonas resultaron afectadas
ya que tengo familia en Ciudad de México y Cuernavaca. Inmediatamente busqué el
modo de hacer contacto con mis familiares y no tuve éxito, se escuchaba que
algunas zonas estaban sin luz, líneas telefónicas caídas, transportes locales
totalmente detenidos… la ciudad estaba paralizada.
LA
PLANEACIÓN
Algo pasó en mi interior que desde ese
momento sentí la necesidad de salir de mi casa y acercarme a ayudar, no me
sentía a gusto viendo la tragedia y yo en casa sin poder hacer nada, así que
hice uso de las redes sociales para unirme a algún grupo de voluntarios que
quisieran partir a cualquiera de estos puntos a brindar ayuda, mi publicación
dio resultado y me encontré con otros 16 chicos con la misma inquietud y fue
así que nos embarcamos en esta misión.
En un principio la intención era ayudar “con
mis manos”, quería poner mis fuerzas para desescombrar, clasificar alimentos,
dar de comer a los voluntarios o repartir despensas, pero resultó que la gente
comenzó a confiarme sus donativos y víveres para llevar a Morelos, recuerdo que
sus palabras eran: “sé que contigo, con ustedes, la ayuda si va a llegar a las
manos de la gente”. Honestamente sentí un gran compromiso de saber que tenía
que llegar a la gente por el bien de ellos y la confianza que ustedes estaban
depositando en mí y en los demás chavos.
Con apoyo de uno de los chicos del grupo
conseguimos que Protección Civil de San Nicolás nos apoyara y extendiera una
carta que certificara que somos voluntarios capaces de apoyar en esta misión y
fue así que conseguimos cortesías para viajar en Senda, implicaba 12 horas de
viaje en autobús pero eso no nos detuvo. En Senda recibimos el apoyo necesario
para transportar la grandiosa cantidad de víveres que entre todos, ustedes y
nosotros, habíamos recaudado con amigos y familiares.
EN EL CAMINO
Una vez confirmada nuestra salida, nos
dividimos en dos grupos y partimos de Monterrey a Ciudad de México, con destino
final a Morelos.
Debo confesar que mientras viajábamos:
Hubo un poco de temor por lo que se lee en
las redes sociales acerca de los robos de víveres.
Hubo un poco de temor porque no traemos
dinero suficiente para costear todo lo que implicaba el viaje.
Hubo un poco de temor porque no teníamos
transporte seguro para movernos dentro de la ciudad.
Hubo un poco de temor porque nos sobrepasó la
cantidad de donativos que los amigos nos confiaron.
Hubo un poco de temor porque tembló en Ciudad
de México cuando apenas íbamos entrando a la misma.
Pero no nos rendimos porque hay mucho corazón
y mucho amor en cada uno de estos chicos, hay mucha energía física y mucho
entusiasmo. Y lo mejor, fuimos testigos del amor y fidelidad de Dios, pues en
todo momento preparó terreno.
¡DIOS NOS FUE ABRIENDO CAMINOS!
Ya en la Ciudad de México, estuvieron ellos:
Iván, Daniel y detrás de ellos su familia, hermosas personas que nos brindaron
su ayuda, que fueron nuestros ángeles y fue a través de ellos que pudimos
movernos de punto a punto. Estos muchachos ofrecieron sus coches para llevar
víveres y gente hasta las comunidades afectadas, hicieron uso de sus contactos
para encontrar el modo de que no tuviéramos problema en carretera con ciertas “autoridades”
y finalmente llegamos a la gente.
EN LA COMUNIDAD
Después de más de 20 horas de
camino finalmente estábamos en Morelos, y aquí comenzó otra historia, la
verdadera historia.
El sol estaba terminando su
jornada, al bajar del coche sentías una especie de escalofrío en la piel, en el
aire se respiraba tristeza, muerte, dolor… comenzamos de menos a más
recorriendo calles y viendo gente cubierta de polvo –muy bien organizada, debo
recalcar- sacando botes de escombro de las casas, las calles estaban llenas de
piedras por bardas derrumbadas, las casas acordonadas debido a que se
consideraban inhabitables por los daños que recibieron.
Lo material pasó a segundo
plano cuando empecé a cruzar miradas con la gente afectada, quisiera encontrar
el modo de que escucharás por ti mismo la tristeza en sus palabras, que
pudieras percibir el dolor en su rostro, callados, cabizbajos, solo esperando.
Esperando que llegue la ayuda, que llegue alimento, que llegue la ropa.
Esperando que llegue alguien que les diga que todo va a estar bien y les brinde
un abrazo o simplemente los escuche; que los escuche contar su historia y sacar
su miedo, que los deje expresar lo que sintieron y que mientras te cuentan
puedas ver como sus ojos se llenan de lágrimas y vuelve a su rostro ese miedo, reviviendo
aquellos segundos. Que pudieras sentir sus manos que tiemblan y te aprietan
fuerte como agradeciendo que estés ahí con ellos, sintiéndose no olvidados, que
mientras sostienes sus manos
es inevitable contagiarte de ese dolor.
-
“Allí vivía una
viejita, vivía sola, su casa se derrumbó y ella no alcanzó a salir”
-
“Salir corriendo y
sentarte a media calle pensando, me voy a morir”
-
“Le cayó el techo
encima y estuvo viva por unos días, pero la ayuda no llegó y murió en el lugar”
-
“Estamos olvidados,
la ayuda no ha llegado para nadie aquí”
-
“Este terremoto nos
vino a dar en la madre, no hay nada, ni trabajo, ni escuela, nada”
-
“Salí corriendo
mientras el suelo se movía horriblemente y la tierra crujía”
-
“Sentí que el techo
caía detrás de mi mientras corría hacia afuera y bajaba escaleras que se movían
como si fueran de papel, fue como de película”
-
“Lo perdimos todo”
-
“Murieron una
secretaria y cuatro personas más, les cayó encima la cúpula de la Iglesia”
-
“La tierra hacía un
ruido horrible, se movía de un lado a otro y de arriba abajo, imposible
mantenerse en pie”
-
“Al principio era
de un lado a otro, después la tierra te aventaba hacia arriba y tronaba como enojada”
-
“La tierra está
enojada y nos está hablando”
-
“Sigo escuchando el
estruendo de la tierra, parecía que algo iba a salir del suelo a tragarte”
-
“Y sólo duro un
minuto y ya no tenemos nada…”
Esta y muchas historias se
escuchaban entre la gente, esto se reflejaba en su voz, en su mirada, en sus
hombros caídos.
Otro día, mientras atravesaba el centro de
Cuernavaca, me acompañaba un cielo gris, había llovido y estaba nublado. Tuve
la oportunidad de observar el rostro de la gente, la poca gente que transitaba
por la ciudad, era la misma en todos ellos: rostros tristes, mirada abajo,
alertas a cualquier ruido fuerte que los sacaba de aquel letargo, como listos
para salir corriendo. Me di cuenta que no solo las comunidades dañadas están
heridas, sino la ciudad completa, el país completo está herido, la gente está
asustada y comprendí que esto será un proceso lento para volver a la
“normalidad” en sus vidas.
El 19 DE SEPTIEMBRE
El 19 de septiembre ha sido un día que nos ha
marcado en la tragedia, pero también en la unión.
El 19 de septiembre se han roto diferencias y se han
estrechado manos.
El 19 de septiembre en medio de la destrucción hay
esperanza, gracias a ti y a mí.
El 19 de septiembre salieron aquellos héroes ocultos
dispuestos a dar su vida por salvar otra.
El 19 de septiembre confirmamos que somos más los
buenos que los malos.
El 19 de septiembre le demostramos al mundo que
somos gente que no se queda de brazos cruzados.
El 19 de septiembre México se puso en boca de
muchos, resaltando lo valioso de su gente.
El 19 de septiembre dormí en casa de extraños que
abrieron su casa y me acogieron como familia.
El 19 de septiembre, ese día cayeron muchos, pero
nos levantamos más.
El 19 de septiembre nos ha cambiado, nos va a
cambiar!
EL REGRESO
Finalmente y después de haber cumplido con el
objetivo del viaje que era: entregar despensas mano en mano, ayudar físicamente
y alentar a nuestros hermanos y asegurarme que mi familia estaba bien, llegó el
momento de regresar a casa.
Debo confesar que fue más duro el regreso, pues a
pesar de que gracias a todos ustedes familia y amigos, logramos llevar muchos
víveres, al final siento que la necesidad nos rebasó; nos rebasó en el sentido
que les inyectamos aliento y literal alimento para unos cuantos días, pero esto
no acaba aquí! La necesidad de nuestros hermanos sigue estando ahí, sigue sin
desaparecer, la ayuda llega a cuenta gotas, las casas están inhabitables, lo
poco que les quedó está inservible y allí están ellos, esperando!
Por eso hermanos, les pido que oremos mucho por
todas estas personas que han sido fuertemente sacudidas, física y
emocionalmente por uno de los Sismos más salvajes vividos en nuestro país,
oremos para que la paz vuelva a sus corazones y puedan sonreír nuevamente con
sus familias.
Pero también accionemos! Para apoyarles con todo lo
que esté en nuestras manos porque la ayuda no termina aquí, la gente no deja de
necesitarnos, hoy y mañana!
Hoy nuestra gente nos necesita!
Hoy nuestro México nos necesita!
UNA FAMILIA SE
CONSTRUYE CON AMOR, PERO SE AFIRMA A TRAVÉS DEL DOLOR ©JesúsAdriánRomero
¡¡Viva México, VIVE México!!
©Julsvelazquez
@julsvelazquez
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