TENGO MIEDO DE...


Hay días que como hoy, amanezco con mucho miedo, con un miedo que de inicio no sé de donde proviene.

Y aunque sé con certeza que Dios no me abandona y que ese miedo es pasajero, no puedo evitar que ciertas acciones, actitudes, me produzcan miedo, desánimo y tristeza!


Me da miedo la indiferencia de la gente.
Me da miedo la apatía de las personas.
Me da miedo el "modo automático" en el que vivimos.
Me da miedo el egoísmo disfrazado de perseverancia.
Me da miedo las excusas que nos limitan.
Me da miedo la fe muerta, sin obras.
Me da miedo el amor a medias, sin acciones.
Me da miedo la amistad de "ocasiones".
Me da miedo la falta de tiempo para el prójimo.
Me da miedo el ausentismo en la familia.
Me da miedo la familia cibernética.
Me da miedo el juicio de los "sabios".
Me da miedo la critica destructiva que adoptamos.
Me da miedo el "creyente" por conveniencia.
Me da miedo infancia hueca de los niños de hoy.
Me da miedo la "conformidad" de los padres.
Me da miedo la prisa de los adolescentes.
Me da miedo un mundo así, en esa dirección!

Pero, luego me pregunto, ¿Por qué tengo miedo?

Si en toda esa lista y un sinfín de situaciones como esas, que me provocan ese miedo, puedo escuchar Su voz diciendo:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33



Y con eso es suficiente para que la paz vuelva a mí, para que pueda levantarme y caminar confiada en que para Él nada es imposible.

Porque el mundo nos va envolver en su día a día, pero la actitud, el carácter, los talentos y el amor de Dios en nuestra vida, nos será suficiente para salir adelante... no digo que con facilidad, pero si con la certeza de que en Él, todo es posible!


Porque retomo la calma reconociendo Su amor, viendo todo lo que ha creado para mí, un nuevo día, un atardecer, las flores, el viento, los arboles, la sonrisa de un niño, el mendigo que se pone de pie día a día, el canto de las aves, el amor de mi madre, el abrazo inesperado, el mensaje recibido, la puesta de sol, el corazón que late dentro de mí, las buenas acciones de la gente... aún existimos muchos que nos deleitamos ayudando, en poco o mucho pero a los ojos de Dios y del necesitado, poco es mucho cuando sale del corazón!

Porque aún me rodeo de personas que me abrazan y me dicen que me aman, que me dedican tiempo, que oran por mí, que me sonríen y responden un saludo amablemente, que se alegran con mis alegrías y lloran con mis tristezas, que me hacen sentir que soy importante y que no estoy sola... ellos, todos ellos, todos ustedes son el ejemplo claro del amor de Dios que me dice: No te aflijas! Yo he vencido al mundo, no temas!.


Sacúdete la indiferencia, las excusas, la apatía, el desánimo, las cosas negativas… llénate de recuerdos bonitos, rodéate de gente positiva, explora nuevas experiencias, vive para los demás y da de lo que tengas, no esperes una ocasión especial, no esperes tener una “fortuna”, no esperes estar en cama para valorar lo que ahora tienes y puedes hacer, no esperes, hazlo ahora!


El único límite está en tu mente, tú lo creas, tú lo alimentas y por lo tanto, sólo tú eres capaz de destruirlo y abrir nuevos caminos!!!

Sonríe siempre, aún en la prueba, no por hipocresía, sino por la confianza de saber que esto no es para siempre, que todo pasa, que siempre se puede volver a ser feliz y sin miedo!

Que hoy sea un día sin miedo, con fe, con acciones, con amor y con una sonrisa que alegre tu rostro y contagie a los demás… es mi deseo para ti.






©Julsvelazquez
“En todo amar y servir”


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