Callando la voz de Dios


1. Una chica necesitaba una prótesis de un costo muy elevado, me ofreció apoyarle vendiendo boletos para una rifa que le permitiera conseguir los recursos para dicha compra, le dije que sí, pensé: tengo tantos conocidos que no será difícil vender 10 boletos de $100 pesos, seguro que puedo!
Pasó el tiempo y se acercaba la fecha de la rifa, pero yo estuve muy ocupada en mi trabajo, en mi vida social, en mis decepciones amorosas que lo último que pensaba era en ir a recoger los boletos para la venta, total, había muchas otras personas que le estaban apoyando. Había una voz en mi interior que día a día me decía: no olvides recoger tu talonario para la rifa, pero nunca tuve tiempo, tenía tantas cosas que hacer que finalmente llegó el día de la rifa y yo nunca pude ir por los boletos.

Hubo una inquietud por unos días en mi corazón al pensar que pude haber hecho algo por esta chica y no lo hice…

2. Mi dirigía a visitar a una amiga, mientras conducía mi auto en una pendiente muy, muy elevada incluso para el motor de un coche y pensé: que difícil será subir y bajar caminando esto todos los días, continué mi camino, disfruté la estancia con mi amiga y ya de regreso, al bajar esa pendiente –en mi coche- veo que va subiendo un señor con muletas, lo vi como batallaba y el sudor empapaba todo su rostro… entonces pensé: voy a darme la vuelta y ofrecerle mi ayuda para subir en el coche, ese pensamiento me dio vuelta en dos o tres ocasiones mientras lo observaba por el espejo retrovisor… yo avanzando en el coche hacia abajo y el subiendo con sus muletas. De pronto vi que se detuvo y comenzó a platicar con otra persona, fue ahí que decidí “callar la voz de Dios” y me dije: Ok, ya no ocupa mi ayuda, seguro ese amigo lo ayudará… y continué mi camino.

Después de un tiempo, seguía pensando en ese señor y en como tuve la oportunidad de hacer algo por alguien más y no lo hice, no sólo lo limité a él al no sentirse amado y bendecido por Dios, con la ayuda que pude haberle dado; sino que también me limité a mí, para actuar conforme al corazón de Jesús!

La Biblia nos dice: 
...y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Santiago 4:17

¿Cuántas veces hemos callado la voz de Dios en nuestro interior?
¿Cuántas veces nos “conformamos” pensando que “alguien más lo hará”?
¿Cuántas veces…?

Que fácil nos resulta conformarnos con lo poco que damos, consolarnos pensando “si no tuviera tanta prisa, lo ayudaría, hoy no”, “alguien más lo ayudará, yo no puedo”, etc.

Pero qué, ¿Cuando quien necesita ayuda eres tú?
¿Te ha tocado estar bajo la lluvia esperando un camión y ver a la gente pasar en sus coches…?
¿Te ha tocado tener hambre y ver a tus amigos disfrutando bufetes en restaurantes prestigiosos…?
¿Te ha tocado estar enfermo y no tener a nadie cerca de ti porque “están ocupados”…?

No esperes a ser tú quien necesita ayuda, escucha esa voz que te invita a dar, que te invita a ayudar, que te dice “¡hazlo, hazlo ahora, hazlo ya!”

Que no sea un hábito en tu vida “Callar la voz de Dios” que te habla día a día, déjala fluir, escúchala y acciónala, deja que esa voz te lleve a bendecir la vida de alguien, déjate usar por Dios y ser testimonio de su amor para el necesitado.

Deja que a través de ti, conozcan a Jesús, conozcan a Dios.




©Julsvelazquez



“En todo amar y servir”

Comentarios

Entradas más populares de este blog

"Un enemigo nunca traiciona"

Me gusta lo que veo

TRAICIÓN...